Libro impreso

 


«Los indígenas pertenecen a una civilización antigua, y su concepción del mundo en aquel tiempo difería mucho de la moderna. Yo les enseñaba a percibir la Creación como un Organismo Integral y a respetar a cada forma de vida. Yo les enseñaba a vivir y a actuar impecablemente en la Tierra, sin violar la armonía, el equilibrio y la belleza de aquello que les rodeaba. Desde la niñez temprana un indígena aprendía a escuchar y a comprender el mundo a su alrededor: el sol, las estrellas, el viento, el bosque, el río, los animales… Él aprendía a vivir siguiendo las leyes de la naturaleza y se daba cuenta de que la violación de éstas causa dolor injustificado a otros seres.

«¡Era fácil enseñar a los indígenas! Pues ellos, a diferencia de los europeos modernos, no eran “prisioneros" de sus casas de piedra y de sus ideas sobre la estructura del mundo. Los indígenas se sentían como una parte inalienable de la naturaleza; su casa eran los bosques infinitos, las montañas rocosas, los lagos azules y las cascadas. ¡El estado de unión con la naturaleza era muy natural para ellos!

«Cruzando un río en un piragua, caminando por senderos montañosos y boscosos, un indígena se sentía uno con el viento, con el agua, con las montañas y con las aves. Desde la niñez él sabía que su cuerpo no es nada más que un fragmento pequeño del mundo de la materia, que no es más importante que los pinos que susurran con sus copas, que el viento que lleva las nubes o que las ardillas que retozan en los árboles o los peces que nadan en las aguas…»

 Eagle (Águila Blanca)